jueves, 8 de abril de 2010

¿Qué es la poesía?

Habitaciones vacías, sueños olvidados, canciones ocultas, lágrimas rebeldes... Cada una de esas ideas puede ser poesía o absolutamente nada a un tiempo. No se puede definir poesía como algo real y tangible, algo definitorio. Cada persona tiene su idea de poesía y todas y cada una de ellas tienen razón. Una estrella olvidada en el oscuro cajón de un rudo marinero tiene la misma capacidad poética que la sonrisa de tu hijo. Cada vez que alguien aparta su mirada de la realidad se acerca a la poesía, ya sea para leer un poema o contemplar el amanecer. Todo puede ser poético y real a la vez, solo hay que encontrar el ángulo y la sensibilidad adecuada.
Como en este magnífico ejemplo de Carlos Barral, con una poema sobre la ducha que se dá cada mañana.

RITUAL DE LA DUCHA

Comenzando en cuclillas, con la mano
tendida al chorro pálido del grifo,
mezclando los dos climas; con la historia
estrictamente personal dormida.

Luego erguido, con sombras interiores,
insistir con la lluvia sobre el hueso
conculcador del ámbito insurgente.
A favor de corriente,
desperezar el leño de los miembros lejanos,
cortar el miedo genital y el sueño
crepuscular del corazón vacío
y el peso de la noche de sí mismo.
Y al cabo, de más alto, una cabeza.
Un golpe dolorido,
por fin sobre la máscara, el fluyente
autorretrato de cristal con nombres.

Ya somos por fin alguien, somos agua.
Su memoria magnífica, ondulada,
recorre el espinazo y, a la contra,
remonta la paciencia, sube el tibio
deseo de seguir en esta espera.

Carlos Barral

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