El hombre boqueó ante el espejo. Se ahogó antes de dar el tercer estertor.
Su familia le vio tirado sobre las baldosas justo después de su programa de televisión. (Aún se le movía la extremidad izquierda...)
Enterraron su cuerpo en un caluroso día de agosto. "Apesta", dijo el hijo menor. "Se hace tarde. Hay que hacer la compra para al sábado. Despedíos.", maulló su mujer.
Y todo concluyó con un sonoro portazo.
Sueños de cuento.
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El mundo en el que vivimos no deja de sorprenderme y en una época en la que
viajar y disfrutar de las grandes ciudades se ha convertido en el mayor
pasat...
Hace 20 horas
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