miércoles, 31 de marzo de 2010

Fin

Bajo las baldosas de los urinarios
un humo de tormenta anunció
que el fin del mundo estaba cerca.

Los gritos comenzaron a huir
por las carreteras y las turbinas
de los aviones de pasajeros.

Tú y yo nos quedamos.

Éramos la única pareja de enamorados
que aún se aferraba a sus labios.

El resto era silencio.

Percibí tu último aliento
en el mismo instante de la demolición.

2 comentarios:

  1. El amor, cuando es de verdad, no teme a nada, ni siquiera las demoliciones.

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  2. Cierto... A nada ni a nadie.
    Gracias por pasearte de nuevo por aquí, ahora niña imantada! ;)

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