viernes, 12 de marzo de 2010

Muere Delibes...

...Y el campo se queda huérfano. Y las palabras. Porque pocos escritores poseen un léxico tan rico y variado. Y no por ser retorcido y elitista, por ser un léxico diabólicamente entretejido y confuso, sino precisamente por su valor contrario. Lo que más caracterizaba a la prosa de Delibes era su compleja sencillez. Capaz de tocar los temas más profundos y filosóficos, universales, con un lenguaje claro y cercano.
Nos deja para siempre la voz del pueblo de Castilla; la voz de la sabiduría rural, de su relación con la naturaleza; de esa Castilla profunda, fría, adusta, seca que impresionó e inmortalizó Machado en sus "Campos de Castilla".

De su obra, se podría destacar la mayoría de sus novelas, pero podría destacar:

"Diario de un Cazador", "El Camino", "Los Santos Inocnentes": El mundo más rural

"Señora de rojo sobre fondo gris": El sentido homenaje a su mujer.

"Cinco Horas con Mario": Experimento estilístico brutal e imperecedero.

"El hereje": O como se hace una novela histórica magistral.

Fragmento de "Señora..."

Ninguno de los dos era sincero pero lo fingíamos y ambos aceptábamos, de antemano, la situación. Pero las más de las veces, callábamos. Nos bastaba con mirarnos y sabernos. Nada nos importaban los silencios. Estábamos juntos y era suficiente. Cuando ella se fue todavía lo vi más claro: aquellas sobremesas sin palabras, aquellas miradas sin proyecto, sin esperar grandes cosas de la vida eran sencillamente la felicidad. Yo buscaba en la cabeza temas de conversación que pudieran interesarla, pero me sucedía lo mismo que ante el lienzo en blanco: no se me ocurría nada. A mayor empeño, mayor ofuscación. Se lo expliqué una mañana que, como de costumbre, caminábamos cogidos de la mano: ¿Qué vamos a decirnos? Me siento feliz así, respondió ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario