sábado, 13 de marzo de 2010

Tristeza



Joven. Cabello rizado hasta el borde del hombro, rubio. Se apoya de inmediato en un lado del vagón y deja perder su mirada. Su expresión es triste. Casi diría que demasiado. Sus intensos ojos azules remarcan aún más la posibilidad de que rompa a llorar en cualquier instante. El Sol brilla debilmente sobre el cielo. La miro a los ojos casi directamente. Pero ella no los aparta. Su mirada me traspasa hacia una realidad que para ella parece la única posible.

La megafonía anuncia mi parada.

Me bajo. La dejo atrás con sus ojos hundidos en mi espalda. Quiero volver... Pero ya es demasiado tarde, las puertas se cierran y además, yo solo soy un simple desconocido que no sabría que decirle.

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