sábado, 5 de junio de 2010

Esperándote

Anoche soñé que huían las sirenas.
Desangraban luces por las avenidas de la ciudad
al ritmo de los latidos de los semáforos.

Anoche soñé que se acercaba la distancia.
Y no comprendí por qué mis huesos no dejaban de aferrarse a la tierra
a pesar de todos los intentos de despegar mi piel.

Anoche soñé que una mano me rozaba.
Y creí ser tú.
Un cuerpo que no era el mío
hecho de mi carne y de mis huecos
intentando imaginarme al desnudo.

Anoche soñé que soñaba con el último milagro.
El de ser soñado por tu sueño
para al fin...
dejar de soñar.

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