viernes, 14 de mayo de 2010

Sonrisa

Esta mañana ha sido uno de esos días brumosos y de entorno gris que hacen demasiado forzada tu sonrisa. Una espesa sustancia oscura se revolvía dentro de mi estómago, succionando cada leve trazo de optimismo.
Caminé, como casi todas las mañanas, a tomar mi café. Pero en lugar de ir al sitio acostumbrado, decidí caminar un poco más allá y reencontrarme con una acogedora cafetería que hacía tiempo que no visitaba. Y justo al sentarme en la barra, me deslumbra una bella sonrisa que además me recuerda y me saluda después de tanto tiempo. Y yo me reconforto por primera vez desde que despegué de las sábanas. Y vuelvo a creer en el mundo y en su gente cuando, al salir, me despide con una sonrisa aún más amplia y un cálido roce sobre mi brazo.

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