Aquí se sucederán fragmentos de historias o simplemente de imágenes urbanas de personas (in)trascedentes con vidas plenamente trascendentes que he ido anotando durante mis rutinarios trayectos en mi pequeña libreta durante ya hace algún tiempo.
Uno de mis primeros fue este:
Ante mí, la figura de una mujer de rostro adusto y seco. Sus ojos oscuros, casi negros. La nariz caprichosa en el puente central, formando una curva extraña que le da una apariencia si cabe aún más hosca. Un grueso jersey de cuello de cisne, insistentemente negro, como lo son sus pantalones de pitillo y el sobretodo que deja reposar sobre ambas manos. Antes de subir al vagón se acicala y arregla los cabellos que cubren, cansados, el círculo del rostro. Lo hace con esmero, con la paciencia que tienen aquellos que van a quedar con alguien especial...
AGOSTO
-
No es justo criticar las letras tristes de alguien (cuando tú también estás
rota).
Hace meses que no hablamos el mismo idioma. Quizá la línea se ha aver...
Hace 1 mes
Me ha encantado lo de: "y el sobretodo que deja reposar sobre ambas manos".
ResponderEliminarA mí también me gusta observar a la gente ;)
Sí, es que me encanta esa palabra...
ResponderEliminarGracias. ;)