jueves, 8 de julio de 2010

Tic, tac...

El reloj de la cocina da las siete y tres minutos. Mi gato ronronea sobre el sofá mientras la tele escupe bazofia dificil de digerir. Fuera comienza a caer un errático chirimiri. Escucho la llave. Es ella. La oigo de lejos decirme que ha empezado a llover hace rato y que debería haber recogido la ropa de la cuerda. Junto a la entrada colocamos los paraguas ya secos, pero ella ha apoyado el suyo-alto, afilado y húmedo- junto al resto. Me acerco a ella por detrás. Recoge con rapidez la ropa inclinada sobre la ventana. Estamos en un octavo piso. Tan solo con un empujoncito con la punta de su paraguas...



Ilustración: http://dianaboveda.wordpress.com/2008/05/25/paraguas/

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