Recuerdo la luz dura de la farola estrellándose contra la cal de la pared. Hacía la temperatura perfecta para correr sin que apenas se notara el sudor de la frente. Pero aquella noche ya habíamos corrido demasiado y los juegos se agotaron sin apenas darnos cuenta. Entonces nuestra abuela nos miró y sonrió como solo ella sabía hacer.
Subió sus manos y comenzó a moverlas sobre la pared blanquísima y las sombras se transformaron en lobo, paloma, conejo,...Nos quedamos absortos, en un profundo silencio mientras ella describía las figuras. La más pura simplicidad en medio de la noche.
Creo que fue en esa noche cuando empecé a soñar...
Nueva exposición de Shaun Tan.
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Desde el pasado 28 de septiembre, la Galería Beinart en Australia cuenta
con una exposición muy especial. Y es que se cumplen 10 años de la
publicació...
Hace 5 semanas
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