Apenas publicó en su vida, a pesar de que era evidente que las letras circulaban por su sangre. Comenzó a colaborar con New Yorker y fue en esa misma revista donde mostró los primeros fragmentos de El Guardian... La novela salió publicada en 1951 y rapidamente Salinger se recluyó en un lugar apartado, haciendo de él un refugio

inexpugnable. Tan solo concedió una entrevista en toda su vida (fue por telefóno y mínima) y las fotos suyas son escasas y furtivas.
Quizás sea que no pudo controlar el don que le fue otorgado.
Pero bendito don...
No hay comentarios:
Publicar un comentario