martes, 30 de noviembre de 2010

El lienzo

El hombre menudo entró con grandes zancadas al estudio. Aquella noche había soñado con su gran obra. La obra que conseguiría hacerle pasar a eso que llaman posteridad. El lienzo, inmaculadamente blanco, aun se situaba desafiante en el centro del estudio.
El hombre menudo cogió uno de los carboncillos que se amontonaban desordenados encima de un bidón de plástico. Comenzó haciendo el bosquejo. Su mano se movía con libertad, como si fuera por sí sola.
El hombre menudo se alejo unos pasos para ver el resultado del dibujo a carboncillo. Lloró. Por fin lo había conseguido.
El hombre menudo siguió pintando con su paleta. Estuvo horas y horas. Sin parar. A las siete y veinticinco de una mañana fría y con nieve terminó el trabajo.
El hombre menudo durmió bajo el lienzo, ahora inmaculadamente pleno, como jamás lo había hecho en su vida. Cuando despertó, tapó el cuadro con una sábana y se marchó de allí.
Sin embargo, todo quedó en blanco.



 

domingo, 14 de noviembre de 2010

Miradas

Primera mirada
Paula repasaba el borde de la taza de café con su dedo índice. Mario sonreía nervioso frente a ella con un té rojo entre sus manos."ahora", pensaba, "si no ya no podré atreverme". El ritmo de su corazón se aceleró hasta casi percibirse a poca distancia. Y entonces...
- Me gustas- los dos al unísono.
Imaginaron sus labios rodeándose; una tarde sin tiempo; unas sábanas sin fondo.
Pero entonces, no sabían hasta qué punto estaban equivocados.

Segunda mirada
El dedo de Paula repasaba lentamente la taza de café negro. Había bebido ya casi hasta la mitad. En uno de los lados se distinguía el contorno de unos labios y una pequeña mota de carmín. Su mirada era gacha y nerviosa, que solo levantaba levemente para fijarla en Mario. Este, de igual mirada gacha pero de mayor soltura cuando se fijaba en Paula, atrapaba entre sus manos una taza de té rojo. Entonces, las respiraciones de ambos se aceleraron. Y al unísono dijeron: "me gustas".
Después se rieron nerviosos, entrelazaron sus manos y salieron de allí. Giraron en la calle donde vivía Paula.
Se despidieron en el portal con un beso y una promesa.

Tercera mirada
Vaya. Parece una primera cita. A ella se le ve más nerviosa. Ahora me fijaré. Joder. Este pie me está matando. Aquí llega el pedido. Sí. Ella lleva un perfume caro para su edad. Parece que le gusta mucho. Desde la barra no se ve bien pero él la mira como si fuera un trofeo. Han dicho algo. Parece que la cosa va bien. Paga él. No sé, pero no me da muy buena espina.

martes, 2 de noviembre de 2010

Colores

  Un gris sucio y roído por el sueño ronda el sotobosque en busca de un poco de luz que convierta en realidad su ironía. El amarillo intenso surge de entre el metal. Un siamés que apenas reconoce la vida, vacila torpemente por los hierbajos. Su hermana desconfía de nuestras manos y se esconde en el improvisado refugio que preparó su madre. Aunque esta, cansada de soportar su carga, los ha dejado a su incierta suerte. Aún se estremece el añil cuando Dana y Nani juegan en una frágil caja de cartón. Un suave rojizo golpea mi cara cuando Nani, la gata huidiza y desconfiada, no se separa de nosotros. Pero una mano de azufre resurge de las entrañas de la tierra y separa  a las dos siamesas.
  Ahora todo se vuelve magenta, marrón, gris..., oscuridad. Al día siguiente se llevan a Dana. Nunca más volverán a estar juntas.
  Las nubes tardarán en teñirse de cielo.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Nocturno

Entre las brumas óxidas de la gran ciudad
a la salida de los esforzados trabajadores que no lograron atrapar sus sueños
un malvivido saxo eleva sus acordes al cielo fosforescente.
Los neones los acogen como si fueran refugiados de algún extraño país en conflicto.

Todo parece desvanecerse al final del día.
                             y
solo la distancia permanece...